**Los análisis comunes están referidos a micosis superficial, micosis profundas sistémicas y micosis oportunistas, estas dos últimas, en muchos casos, puede causar, en pacientes inmunosuprimidos, la muerte, también realizan el diagnóstico por serología a través de cultivos, todos a un costo accesible para la comunidad
El Laboratorio de Micología de la Facultad de Farmacia y Bioanálisis de la Universidad de Los Andes está ubicado en el primer piso del edificio “Licenciado Gonzalo González”, allí un grupo de profesores, investigadores y estudiantes de Bioanálisis atienden a pacientes referidos del Instituto Autónomo Hospital Universitario de Los Andes y de centros privados que solicitan el diagnóstico de enfermedades de la piel.
La profesora Clara Díaz, jefa de la cátedra de Micología, informó que un grupo es el encargado de realizar el diagnóstico de las enfermedades de piel causadas por infecciones de hongos, el cual es un servicio que prestan a la comunidad en general. “Diagnosticamos micosis superficial, micosis profundas sistémicas, micosis oportunistas, estas dos últimas, en muchos casos, puede causar la muerte en paciente inmunosuprimidos. De igual manera realizan diagnósticos por serología a través de cultivos, todos a un costo accesible para la comunidad en general, ya que estos recursos son reinvertidos en la adquisición de cultivos, logrando así mantener el servicio en total funcionamiento”.
Además del diagnóstico, en el Laboratorio de Micología llevan adelante varias líneas de investigación, en este momento esas investigaciones están orientadas hacia la micosis profunda oportunistas, en pacientes provenientes del Hospital Universitario de Los Andes, a quienes hacen estudios de la colonización de géneros cándidas en pacientes pediátricos oncológicos, al igual que en pacientes recluidos en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátrica en la que, de manera conjunta, trabajan con los médicos pediatras de esa unidad, entre ellos, la doctora Magdalena Correa. El Laboratorio de Micología también se interrelaciona con otras facultades de la Universidad de Los Andes, como por ejemplo con Odontología, con la que realizan estudios en conjunto para buscar micosis profunda como la paracoccidiomicosis.
Otro punto en la línea de investigación de la cátedra de Micología, es el estudio ambiental de la cryptoccocosis, que es una levadura que vive en las excreta de las palomas y, como se sabe, representa un problema de salud pública, porque es un microorganismo que afecta principalmente a pacientes inmunosuprimidos o pacientes con HIV o leucemia. Al respecto, la profesora Díaz afirmó que sí un paciente presenta inmunosupresión y se expone a estas levaduras, puede, mediante inhalación, adquirir una enfermedad grave, sobre todo a nivel del sistema nervioso central. “Lo que se trata es de concienciar a las personas, lo primero que se debe tener presente es no alimentar a las palomas, no pedimos su eliminación, simplemente se trata de que las palomas busquen su hábitat, porque mientras sean alimentadas se mantendrán muy cerca del ser humano”.
Un ejemplo respecto al acercamiento que existe con las palomas, se halla en la plaza Bolívar de Mérida, en la que, por cierto, lo que más se exponen son los niños quienes presentan un sistema inmunológico en proceso de maduración, así como las personas con problemas de alcoholismos y aquellos que presentan supresión (como por ejemplo por VIH) y se ven obligados a transitar por los alrededores de este lugar público el que se encuentran, en abundancia, estas aves. Precisó la investigadora, que en el caso de la Universidad de Los Andes, ya han comenzado los estudios en las facultades en las que se han encontrado buena cantidad de palomas, y analizan si en estas dependencias universitarias está presente la levadura, para hacer un llamado de atención.
En este sentido, explicó que desde el Laboratorio de Micología, han realizado dos trabajos, uno en la Esquina de Amador, viaducto Campo Elías con calle 5 del centro de la ciudad de Mérida, en donde aislaron el cryptococcus neoformans, “este es un sitio público y céntrico, todos estamos expuestos”. De igual forma, el trabajo lo han realizado en algunas escuelas de la ciudad de Mérida, donde detectaron la levadura que vive en la excreta de las palomas. Por medio del servicio comunitario, se presentó un proyecto que busca llegar a todas las comunidades para tratar de concienciar en torno a que las palomas no sean alimentadas.
Finalmente, expresó la jefa de la Cátedra de Micología, que con la ayuda de la profesora Celina Pérez de Salazar, realizan estudios sobre Histoplasmosis con pacientes del Hospital Universitario de Los Andes, y otro en el Servicio Autónomo de Sanidad Animal (SASA), donde se presentó un brote de esta afección, “para este momento se está en el proceso de pruebas cutáneas de introdermoreacción, para ver si estas personas están expuestas o no al hongo”.