Una mirada al horizonte. Los retos del porvenir.

escanear0028Para mirar al futuro y tener una visión clara y concisa de hacia dónde queremos ir y hasta dónde queremos llegar, necesariamente debemos primero darnos la espalda y mirar hacia atrás. La trayectoria transitada nos ha de brindar siempre elementos claves para construir la estrategia de la trayectoria futura, con criterios basados en la experiencia que pueden garantizar el éxito y efectividad. Llegar a seis décadas ininterrumpidas de funcionamiento institucional no es poco, sino más bien, mucho: es un triunfo institucional. Es un largo camino de más de medio siglo, en el que varias etapas históricas han sido transitadas, muchos escollos han sido superados, e innumerables aciertos han sido alcanzados y celebrados. El Instituto de Geografía y Conservación de Recursos Naturales fue fundado en el año de 1959, cuando nuestro país recién dirigía su mirada hacia la democracia y hacia el Siglo XX. Era una época transicional, en la que innumerables cambios sucedían de forma paralela, y en donde la conciencia ciudadana estaba impregnada de optimismo y libertad. El Instituto fue fundado dentro de una también nueva Facultad de Ciencias Forestales, una facultad con clara orientación técnico-ingenieril, hecho que impregnó al instituto y más tarde a la Escuela de Geografía, de un perfil único y genuino en el contexto nacional e internacional. La visión de su fundador, el Dr. Antonio Luis Cárdenas, del fundador de la propia Facultad, Prof. Antonio Uzcátegui Burguera, y del contexto paradigmatico de las ciencias de la tierra para ese entonces, fueron determinantes en su perfil de orientación investigativa: LA CIENCIA APLICADA.

Fundador del IGCRN: Antonio Luis Cardenas con sus estudiantes en salida de campo
Antonio Luis Cardenas con sus estudiantes.

Los años sesenta constituyeron una década de crecimiento del instituto, de dar sus primeros pasos y rendir sus primeros frutos científicos. Dicho crecimiento ocurrió a la par del crecimiento económico, la industrialización y la dramática urbanización que experimentaba la nación en aquel entonces.  Fue necesaria la concurrencia de personal cualificado nacional, para lo cual connotados profesores como: José Eliseo López, Orlando Venturini y Leonel Vivas, fueron llamados, persuadidos y acceden finalmente a incorporarse al staff del recién creado Instituto. Estos pioneros profesores e investigadores fueron acompañados por los científicos franceses Jean Tricart y Pierre Perrin, y junto a otros jóvenes profesores como: Francisco Martínez, Juan Bautista Castillo y Luis Fernando Chaves, cimentaron las bases de la actividad científico-técnica del instituto, y ayudaron a crear y organizar la carrera de Geografía, la cual fue abierta formalmente en 1963. Durante sus primeros años, el impacto matricular de la carrera fue poco significativo, permitiendo que la actividad científico-técnica tuviese un carácter dominante, y se consolida así una visión científica “orientada a objetivo”, enfocada a resolver problemas territoriales específicos en el plano local y regional, bajo los enfoques propios de la geografía física y la geografía regional, para ese entonces dominantes en el quehacer del instituto.

Los años setenta fueron una década de reflexión y evaluación sustantiva del camino andado, del trabajo conducido hasta ese entonces.  El boom económico derivado de la renta petrolera trajo múltiples beneficios a la academia, el staff profesoral creció y muchos de sus profesores tuvieron la oportunidad de especializarse dentro y fuera del país. Ello contribuyó a nutrir la investigación ejercida con nuevos enfoques, métodos y visiones que jugaron parte importante del proceso evaluativo y en los cambios sucesivos. El país seguía diversificándose económicamente, seguía urbanizándose muy rápidamente, y con ello los problemas y las desigualdades territoriales también se maximizaron. A la organización de seminarios y jornadas sobre política de investigación siguió un proceso de reestructuración interna y una reordenación logística de la investigación orientada a proyectos. Se consolida la investigación aplicada bajo un enfoque interdisciplinario, enfocada hacia los temas prioritarios que el estado venezolano definió para el momento: recursos naturales, socioeconomía de la agricultura, urbanización y organización regional, industrialización y organización espacial de la población. Tales lineamientos sirvieron de base para la organización y apertura en 1978 del programa de Maestría en Análisis de Uso de la Tierra.

En la década de los ochenta, la crisis económica nacional tuvo su notorio impacto en las universidades. Ello condujo a redefinir y a promover cambios necesarios en la política de investigación. Si bien los problemas del país aumentaban, la recesión económica implicó una disminución notable de ofertas de proyectos de envergadura y multidisciplinarios, por lo que la investigación fue concentrándose en temas y proyectos unitarios o ejecutados individualmente. Una nueva fase de re-evaluación de la investigación conducida en el instituto condujo a una reorganización de las líneas investigativas, configurando así diez núcleos geotemáticos de investigación: (1) poblamiento y dinámica geodemográfica; (2)ciudades y sistemas urbanos; (3) uso de la tierra y sistemas agro-productivos; (4) análisis descriptivos regionales; (5) ambiente y territorio; (6) geomorfología y suelos; (7) biogeografía y recursos bióticos; (8) hidroclimatología; (9) métodos y técnicas de investigación, y (10) enfoques teóricos y geo-históricos. Por otra parte, la sanción y entrada en vigencia de la nueva Ley Orgánica para la Ordenación del Territorio en 1983, supuso una re-evaluación y redefinición del programa de maestría, migrando definitivamente al programa de Ordenación Territorial en ese mismo año.

1980. PRÁCTICA DE CAMPO DEL SEMINARIO DE ESTUDIOS REGIONALES EN LA CUENCA DEL RIO CAPAZ. DE IZQ. A DERECHA EL PROF. CLÉICER CALDERÓN Y ESTUDIANTE
Año 1980. Práctica de campo del seminario de estudios regionales en la cuenca del Rio Capaz. De izq. A derecha el Prof. Cléicer Calderón y estudiante.

La coyuntura económica dio paso a una crisis socio-política en el país durante los años noventa, coincidiendo con una masificación estudiantil en las universidades venezolanas, y muy especialmente, en la carrera de Geografía. Con pocos ingresos de personal de planta para entonces, comienza la disyuntiva entre la investigación y la creciente actividad docente en pre y post grado. La poca afluencia de ofertas de proyectos de investigación en el país se vio compensada con la revolución de la geotecnología, de notable impacto en esos años, y que vino a enriquecer y complementar enormemente la investigación aplicada, al contar con herramientas técnicas y software orientados a los sensores remotos y a la cartografía digital. No obstante, el modelo de investigación unitario o individual se mantuvo.

Venezuela entra al Siglo XXI con un nuevo modelo socio político de marcada influencia ideológica, por lo que la primera década estuvo signada por cambios estructurales a nivel: constitucional, legal, institucional, y el establecimiento de una nueva política de investigación nacional. En este nuevo contexto, el elemento socio-ideológico tuvo un rol determinante en los procesos de asignación de financiamiento prioritario para las investigaciones, lo cual generó la recesión de proyectos en muchas áreas consideradas no atractivas o no prioritarias. Ello ocurría en una época en que paralelamente, la carrera de Geografía alcanzaba su máximo nivel de masificación, llevando así a un dominio forzado de la actividad docente sobre la investigativa. Infelizmente, el modelo de investigación unitaria/individual se consolidó durante el período.

La grave crisis estructural de la nación persistente durante la década actual, sin precedentes en la historia del país, ha generado grandes transformaciones a la academia, y en particular a nuestro instituto. El éxodo de personal docente, investigativo, técnico, administrativo y obrero ha tenido un impacto significativo en el quehacer científico, generando una notable disminución de la productividad científica, mengua que además es atizada por el declive financiero universitario, una notable ausencia de proyectos de investigación, una ausencia casi absoluta de fuentes nacionales de financiamiento, y enormes dificultades para obtener y gestionar financiamiento internacional. Por otra parte, la deserción estudiantil en la carrera de Geografía ha sido igualmente dramática, y el éxodo profesoral y la falta de reposición de cargos hace que la carga docente se mantenga, en este caso con más asignaturas que atender por parte de los profesores que aún permanecen activos. No obstante, desafiando a la adversidad reciente, los esfuerzos por mantener el instituto a flote en medio de la debacle nacional, permitieron la apertura en 2012 de la Maestría en Gestión de Riesgos Socio-naturales, y se ha reactivado además la idea de promover la creación de un programa de Doctorado en Geografía, proyecto que actualmente se encuentra en su fase final de concepción.


El presente.

El IGCRN llega a su 60 Aniversario, en medio de un contexto nacional transicional, en cierto modo similar al que existía al momento de su fundación. La visión retrospectiva nos muestra que el Instituto logró construir una trayectoria fructífera y significativa para la academia y para el país. No obstante, el contexto nacional y particularmente la enorme crisis que vive Venezuela en este nuevo siglo, ha tenido un impacto negativo en la labor ejercida en el instituto y en su productividad científica.

El comportamiento tendencial curricular y matricular de la carrera de Geografía ha influido históricamente en el quehacer científico del Instituto. En la actualidad, si bien es cierto que la matricula ha tenido un dramático retroceso, el éxodo y jubilación profesoral ha pasado a jugar un rol crítico en el binomio docencia/investigación.

Ha habido intentos recientes de propulsar mecanismos alternativos para concebir y promover actividades académico-científicas con miras a una auto-sustentación financiera. No obstante, la excesiva rigidez estructural universitaria ha impedido la cristalización exitosa de tales esfuerzos.

Con todo ello, es pertinente destacar en este punto las principales fortalezas y debilidades que nuestro instituto presenta en la actualidad:

Fortalezas actuales:

  • Trayectoria erigida y una vasta experiencia acumulada en conjunto con la Escuela de Geografía, con suficiente madurez académica, científica y profesional.
  • La existencia de un órgano de divulgación científica especializado de primer orden (Revista Geográfica Venezolana), reconocido nacional e internacionalmente.
  • Centros de documentación, bibliotecas, archivos, laboratorios especializados y salas temáticas para soportar la actividad investigativa de más alto nivel.
  • Dos programas de Maestría plenamente consolidados.
  • Resultados científicos y material gráfico y cartográfico derivado de cientos de trabajos inéditos de pre y post grado, planificados y ejecutados enteramente en nuestra institución.

Debilidades actuales:

  • Escasez de personal docente, investigativo, técnico y obrero, derivado del éxodo masivo reciente.
  • Desactualización de material bibliográfico y científico de la Biblioteca Luis Fernando Chaves.
  • Deficiencias notables de dotación y equipamiento en los laboratorios y salas de computación.
  • Disminución de la productividad científica
  • Carencia de plataforma grupal de investigación consolidada
  • Carencia de salas de reuniones debidamente adecuadas

Mirando al horizonte:

Una mirada al horizonte nos permite en este momento perfilar las condiciones que enmarcarán nuestro tránsito por el devenir científico en el futuro próximo, y que necesariamente debe llevarnos a un proceso riguroso de evaluación y reflexión que pueda dar paso a una estrategia concreta que nos permita enfrentar los nuevos retos con la determinación y el espíritu que la situación nacional amerita. Es por ello que:

  • Claramente, el país vive en cierta forma un proceso histórico relativamente similar al de la época de fundación del IGCRN. Ello nos hace pensar en que, presumiblemente, el país ha de atravesar en el corto plazo un proceso históricamente similar al vivido en la década del 60.
  • En virtud de ello, es un ejercicio sano y pertinente, que analicemos con detenimiento y objetividad suficientes, las estrategias seguidas en el pasado, sobre todo las más exitosas, a fin de considerar su replicación en el porvenir.
  • Es claro que el país va hacia un proceso de reconstrucción, al igual que nuestra institución. En cierta forma, el Instituto se encuentra en condición similar a la de sus inicios, y por ello, analizar el pasado y los procesos históricos vividos, es de alta utilidad para enfrentar el porvenir.
  • En vista de las condiciones generales descritas y de cara al porvenir, es necesario considerar los principales desafíos que hemos de enfrentar:

Desafíos de estructura:

  • La Universidad está llamada a redimensionar su estructura y sus mecanismos internos de gestión presupuestaria absolutamente centralizada. Debe promoverse un proceso de descentralización y flexibilización presupuestaria, que permita la autogestión de las facultades e institutos a través de proyectos científicos, técnicos, académicos y de extensión.
  • Debe promoverse en el corto plazo la doctorización de la Geografía en el Instituto a través del Programa de Doctorado en Geografía, como mecanismo garante de elevar la producción del conocimiento científico al alto standing global.
  • Debe re-evaluarse el papel de los programas de IV Nivel existentes en la productividad científica. La investigación desarrollada en el contexto de los programas de maestría y sus resultados deben tener una mayor divulgación científica.
  • Debe promoverse una reestructuración del organigrama del instituto, que permita y facilite la adquisición y/o contratación de personal de apoyo técnico –científico. Ello es fundamental para apuntalar el quehacer científico y elevar la productividad.
  • Se deben crear las condiciones necesarias para la conformación de grupos de investigación, lo cual facilitaría la gestión de proyectos y tendría un notable impacto positivo en la producción científica.
  • Debe revisarse la estructura curricular de la carrera de geografía y su sistema de evaluación, a fin de optimizar la actividad docente con miras a favorecer la actividad investigativa.

Desafíos de infraestructura:

  • Considerando su virtual renacimiento futuro, el Instituto requiere mejorar y ampliar su infraestructura. Tanto la biblioteca como los distintos laboratorios requieren ampliar sus espacios con miras a la reactivación y optimización de actividades científico-técnicas. Se requiere además la ampliación de oficinas, la habilitación de un salón de reuniones, y nuevos espacios a ser utilizados por grupos de investigación u ocupados por los futuros doctorandos para realizar sus investigaciones.
  • La biblioteca requiere recuperar nuevamente su proceso de adquisición de material bibliográfico y de revistas especializadas, tristemente interrumpido por la crisis nacional.
  • Los laboratorios requieren una dotación cuasi absoluta de materiales, equipos y personal entrenado para rehabilitarlos y gestionarlos eficientemente.

Desafíos de logística:

  • Frente a la descapitalización intelectual, la rehabilitación de la producción científico-técnica requiere urgentemente de personal altamente cualificado. Se necesita entonces promover el ingreso de personal con quinto nivel de formación académica y experiencia profesional acumulada en campos específicos de nuestro quehacer científico.
  • Este personal altamente capacitado podrá iniciar y conducir un proceso de formación de personal de relevo, que tendrá un rol importante en el futuro, una vez que la universidad se recapitalice desde el punto de vista estudiantil.
  • Se debe incentivar a nivel de los profesores la actividad científica grupal en vez de la unitaria. Ello es aún más necesario en el contexto científico en que nos desenvolvemos, en el que la multi e interdisciplinariedad a nivel de las ciencias ambientales es un hecho cotidiano.

A modo de conclusión:

La trayectoria transitada y construida por el Instituto de Geografía de la mano de su personal, permitió generar y acumular un valioso aporte científico-técnico a la ciencia geográfica, a la academia, a la sociedad y a la nación.

El conocimiento científico-técnico generado en el quehacer científico del IGCRN ha trascendido las fronteras, aportando resultados, información cartográfica y análisis que han sido fuente científica para innumerables investigaciones desarrolladas dentro y fuera de la nación.

Ante la nueva etapa histórica que nuestro país ha de comenzar a transitar pronto, la Universidad venezolana, y en concreto nuestro instituto, están llamados a jugar un rol trascendental en la reconstrucción de la república. En nuestro caso, nuestra presencia institucional ha de ser clave en los procesos de: re-ordenamiento territorial, rehabilitación de infraestructuras y la dinámica de aprovechamiento de nuestros recursos naturales. La experiencia acumulada durante estos 60 años constituyen un sello de garantía del exitoso y eficaz papel que nuestro instituto ha de jugar en la nueva Venezuela.

Dr. Rer. Nat. Joel Francisco Mejía Barazarte

Profesor Asociado