Un reciente estudio ha arrojado luz sobre cómo la ruptura del supercontinente Pangea separó África y Sudamérica hace unos 135 millones de años. Los investigadores encontraron evidencia de enormes erupciones de magma, con un pico hace 134.5 millones de años, que vertieron más de 16 millones de kilómetros cúbicos de roca fundida. Estas erupciones, ahora solidificadas como rocas volcánicas en ambos continentes y el lecho marino atlántico, parecen haber sido un factor clave en la división continental. El estudio también sugiere una «anomalía térmica» profunda bajo la antigua Pangea como posible desencadenante de esta intensa actividad magmática.